Siempre es un placer abandonar por unas horas, intensas jornadas de edición de vídeo y fotografía de boda, para ir a entregar un trabajo a uno de los rincones más bonitos de la comunidad de Madrid como es Aranjuez.

Ayer entregábamos la boda a Quique y Omaira. Hacía justo un año que la pareja congregó a sus familiares para comunicarles que se iban a casar. De nuevo reunieron a todos, pero ésta vez para enseñarles el álbum y el vídeo de su boda, justamente un año después desde que anunciaran su compromiso, cerrando así el circulo de una etapa maravillosa de sus vidas.

Ya lo he dicho en muchas ocasiones, entregar a una pareja el álbum y vídeo de su boda es uno de los momentos más especiales tanto para ellos como para mi y mi compañero.

Son muchas horas de dedicación las que hay tras cada pliego de un álbum de boda, tras cada fotograma que corto y pego para recomponer una historia. Por eso, cuando llega el día de mostrar el trabajo acabado y ves que has conseguido emocionar a novios, familiares y amigos, es uno de los momentos en los que como fotógrafo de boda en Madrid te dices… -Si, merece la pena cuidar cada pequeño detalle, sumergirme en la historia de esa pareja, recomponerla a golpe de ratón y pasar horas tras horas delante del ordenador olvidándome hasta de la hora de la comida por que sigo inmerso en su historia.

Yo sabía tras alguna conversación telefónica con Omaira que la boda se celebraría en Aranjuez, pero lo que realmente me llamo la atención fue que la ceremonia y el banquete tendrían lugar en el Palacio Silvela. Este fantástico enclave lleva poco más de un año abierto al mundo de las bodas y es un sitio realmente espectacular. Tenía muchas ganas de asistir como videógrafo a este Palacio, y la verdad es que no defraudó.

El Palacio Silvela se presenta como uno de los lugares más atractivos para celebrar una boda en la comunidad de Madrid, no solo por el su encanto, si no también por el sello gastronómico de calidad que viene de la mano del grupo bodas reales en Aranjuez.

El día de la boda lo teníamos todo a nuestro favor. Una pareja guapísima, un lugar de lujo dónde se oficiaría la ceremonia y uno de los mejores escenarios de la comunidad de Madrid para hacer fotografía nupcial como es Aranjuez.

Omaira estaba preciosa, con un vestido de «Pronovias modelo Ledurne» espectacular. Por otro lado Quique lucía un traje de la mano de «Gala Novios» que le quedaba perfectamente entallado.

He visto detalles durante la edición del vídeo que me han vuelto a emocionar, en ocasiones me sorprendo con un nudo en la garganta reviviendo momentos de una boda. Es por eso que me gusta examinar concienzudamente cada clip de vídeo, y sacar lo mejor de cada personaje que capturo con mi cámara.

No me gusta trabajar como una fábrica de montaje en cadena haciendo vídeos de boda «corta y pega» de una hora y media de duración que son autenticas torturas para tus amigos.

Es nuestra responsabilidad como fotógrafos y videógrafos de boda dignificar la profesión, crear cultura visual en las parejas y que ellas mismas sepan discernir entre un trabajo excelente y un trabajo anodino.

Parejas como Omaira y Quique que apuestan desde un primer momento por tener un recuerdo único, una pieza exclusiva y de valor, merecen toda mi atención y esfuerzo. Es realmente importante para mi, que ellos hayan sabido valorar desde el primer momento la pasión por la fotografía de mi compañero Chema y mi entrega absoluta al vídeo de su boda. Solo así se consiguen reportajes de boda espectaculares y diferentes. La sincronía entre las parejas y los profesionales es crucial y con Quique y Omaira he vivido muchos momentos de complicidad.

Chema Vela y un servidor queremos agradecer la huella imborrable que Quique y Omaira han dejado en nuestras cámaras y en nuestro corazón. Gracias por hacernos crecer como profesionales y como personas. Os deseamos una vida llena de logros y felicidad.

Un saludo.

Equipo Plasmalia