Boda en el parador de Guadalupe

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Hemos dejado atrás el verano y la temporada de bodas ha tocado su fin. Ahora es tiempo de recomponer todas las historias que hemos fotografiado y filmado. Es un trabajo meticuloso en el que hay que prestar mucha atención a los detalles para armar correctamente ese gran puzzle de imágenes. Por que un vídeo de boda tiene que ser algo más que música y planos al azar, al igual que un álbum fotográfico tiene que mostrarnos una narrativa y una coherencia en la composición de cada página. ¿No crees?

Resumen de la boda de Sandra y Javier:

Hoy me siento especialmente orgulloso de haber completado un video de boda en el que he vuelto a ver a unos novios radiantes, felices, rodeados de amigos y familiares en un marco incomparable como es el municipio de Guadalupe en la provincia de Cáceres.

Para mi es una sensación indescriptible la que se produce cuando unos novios te llaman por que quieren que sea Plasmalia quien haga las fotografías y el vídeo de su boda, incluso a sabiendas que a nuestro estudio de fotografía le separan 240 Km de Guadalupe.

Guadalupe es especial, un lugar ideal no solo para celebrar tu boda si no también para escaparse. Es imprescindible recorrer su casco antiguo, visitar su impresionante monasterio o a la plaza de Santa María.

Un lugar idílico para celebrar tu matrimonio.

Sandra y Javier se hospedaron en el fabuloso parador de Guadalupe. Un edificio histórico dedicado a la gastronomía, el hospedaje y la celebración de todo tipo de eventos, que van desde bodas hasta desfiles de moda. Sus jardines pueden ser una experiencia formidable para todos tus comensales que disfrutarán de un ambiente fresco y cuidado al detalle.

Así ha sido la boda de Sandra y Javier en Guadalupe.

Hoy he contado con la ayuda de Sandra «la novia» para que me contara cuales han sido sus proveedores y por que les ha elegido.

Las invitaciones de la boda fueron de Azul Sahara, una boutique que sinceramente no conocía y que me ha cautivado con los diseños de sus invitaciones. Sandra y Javier son una pareja a los que les gustan las cosas bien hechas y en Azul Sahara supieron atender sus exigencias con un trato exquisito.

Sandra estaba radiante y guapísima con su recogido. Su prima Vanessa es una diestra peluquera y maquilladora que pese a la presión que requiere peinar y maquillar a un familiar el día de su boda, supo estar a la altura con gan profesionalidad.

El ramo y las flores de la iglesia vinieron de la mano de Floristería Guadalupe, cuya dueña les trató con mucho cariño y dedicación, demostrando su destreza formidable como florista adelantándose a todas las peticiones de la pareja.

Los Zapatos de Sandra son de una pequeña zapatería llamada di Dom ubicada en la Madrileña calle Goya. La elegante zapatería está especializada en calzado para bodas y eventos, también realizan modelos hechos a medida.

El vestido de pronovias enamoró a Sandra nada más verlo en su Web y supo enseguida que ese sería su vestido. De hecho nos cuenta que fue el único que se probó en la tienda de pronovias de Serrano.

El esmoquin de Javier lo compraron también en la calle Goya, concretamente en la tienda Marco Magliotti. Miguel Ángel el dueño de la tienda es una persona que sabe tratar con mucho cariño a los novios y les enseñó no solo los trajes si no también todos los protocolos que se requieren en una boda. Cuando a alguien le apasiona su trabajo se nota en su manera de hablar y de vender.

Hubo detalles hechos a mano, como por ejemplo algunos complementos de la novia como la liga, el pañuelo y el abanico. Dice Sandra que fueron elaborados por la mujer más maravillosa y extraordinaria de su vida… Su madre.

-«Ella lo ha hecho todo a bolillo con el trabajo que eso implica, con hilo de seda y con la mayor ilusión del mundo para que yo luciera radiante en uno de los días más esperados para los dos. También hizo a mano unos detalles para los invitados que fueron unos sombreritos con imperdible»

La celebración fue muy emotiva, Sandra y Javier antes de iniciar la ceremonia agradecieron con un discurso a todos sus invitados el esfuerzo que realizaron por asistir a su boda desde puntos tan lejanos como Madrid, Barcelona o incluso Inglaterra.

El párroco estupendo, nos facilitó el trabajo todo lo posible y no puso ningún impedimento como por ejemplo a la hora de instalar micrófonos en diferentes puntos de Iglesia o encender iluminación externa, algo que repercute muchísimo en la calidad de la grabación de un vídeo de boda en el interior una oscura iglesia.

El convite se celebró en el parador de Guadalupe, en un ambiente fresco y agradable entre naranjos, césped y maravillosas fuentes. El servicio y la comida a la altura de los mejores restaurantes que hemos visitado en nuestra carrera y la atención hacia nosotros fue impecable. Algo que agradecemos mucho después de largas horas de rodaje.

Nosotros pudimos disfrutar de nuestro trabajo y de la compañía de todos y cada uno de los familiares y amigos que aceptaban sin pero alguno nuestras peticiones a la hora de entrevistarles.

Gracias Sandra y Javier por hacernos sentir a mi compañero el fotógrafo de bodas Chema Vela y a mi unos invitados más. Esperamos que éste recuerdo perdure para siempre en vuestra familia y en vuestros corazones.

Fotografías: Chema Vela

Plasmalia.es